Por: Redacción
Nueva York, Nueva York.- La escalada del enfrentamiento entre Estados Unidos y Venezuela ha derivado en una peligrosa interferencia de las señales de navegación satelital en el Caribe, una práctica utilizada por los ejércitos de ambos países con fines defensivos, pero que expone al tráfico aéreo y marítimo civil a un mayor riesgo de colisiones y accidentes.
De acuerdo con datos analizados por la Universidad de Stanford y confirmados por un funcionario estadounidense bajo condición de anonimato, algunos de los buques de guerra de Estados Unidos desplegados en el Caribe han estado interfiriendo señales GPS en su entorno inmediato como medida de protección ante posibles amenazas.
El gobierno del presidente Donald Trump ha sostenido que estos despliegues militares, entre los que se encuentra el portaaviones más moderno de la Armada estadounidense, el USS Gerald R. Ford, tienen como objetivo combatir el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, el cual Washington atribuye al
Gobierno venezolano.
En respuesta a la presión militar estadounidense, las fuerzas armadas del presidente Nicolás Maduro han intensificado la interferencia de señales GPS alrededor de infraestructuras críticas del país, como bases militares, refinerías de petróleo y centrales eléctricas, según un análisis de Spire Global.
“Es de naturaleza defensiva”, explicó Logan Scott, experto en radiofrecuencias y pionero en el desarrollo de los primeros receptores GPS digitales en la década de los ochenta, al referirse a las fuentes de interferencia detectadas en la región.
Añadió que el uso de tácticas similares por parte de ambos bandos amplifica el alcance y la intensidad de las alteraciones en las señales.
“La única diferencia es en qué lado de la línea te encuentras”, señaló.
Especialistas advierten que estas acciones militares tienen un impacto directo en el transporte civil, que depende del GPS para la navegación aérea, marítima y terrestre, así como en tecnologías de comunicación esenciales para dispositivos cotidianos como teléfonos celulares.
El incremento sostenido de la interferencia de GPS en el Caribe se perfila como uno de los ejemplos más claros del impacto regional de la campaña de presión impulsada por Washington contra el gobierno de Maduro, una confrontación que el presidente Trump ha justificado indistintamente como una guerra contra el narcotráfico o como una disputa estratégica por los recursos energéticos de Venezuela.
Con información de The New York Times.


