Por: Redacción
Pittsburgh.-
Con la decisión de enviar a George Pickens a los Dallas Cowboys esta semana, los Pittsburgh Steelers confirmaron una tendencia que ha marcado a la franquicia durante casi dos décadas: sus receptores abiertos rara vez llegan a firmar un segundo contrato con el equipo.
Desde 2007, solo tres de los 16 receptores abiertos elegibles para extensión de contrato han recibido una segunda oportunidad en Pittsburgh. El resto siguió rutas distintas: cinco cumplieron su contrato de cuatro años y se marcharon como agentes libres, dos fueron canjeados antes de terminar su vínculo, cuatro fueron liberados, y uno fue fichado desde el equipo de prácticas por otra franquicia.
“La organización tiene fama de formar buenos receptores, pero también tiene un historial consistente de dejarlos ir”, señalaron analistas locales tras el traspaso de Pickens, quien mostró destellos de talento pero no logró consolidarse como figura indispensable.
Esta política refleja no solo la visión interna de los Steelers respecto al manejo del talento, sino también los desafíos actuales de la NFL para evaluar y mantener a largo plazo a jugadores en la posición de wide receiver, una de las más exigidas y rotativas de la liga.
Con este movimiento, Pittsburgh reconfigura su ofensiva rumbo a una nueva etapa, mientras los Cowboys apuestan por el talento joven como refuerzo para su cuerpo de receptores.