Por: Geneviv Lanndry
Vancouver, Canadá.-
Con una atmósfera eléctrica en el Rogers Centre, los Blue Jays de Toronto devolvieron la esperanza a su afición en la Serie Mundial frente a los Dodgers de Los Ángeles, en un juego que quedará grabado por la actuación dominante del japonés Yoshinobu Yamamoto.
Toronto volvió a sentir el pulso del béisbol grande. 32 años después de su última aparición en un Clásico de Otoño, el público canadiense convirtió el estadio en una fiesta azul, con tributos a leyendas como Cito Gaston y Joe Carter, íconos de los títulos de 1992 y 1993.
Cada entrada, cada batazo, resonó como un eco de aquella época gloriosa.
Aunque Yamamoto maniató la ofensiva local con una joya de pitcheo —permitiendo apenas cuatro hits y retirando a veinte bateadores en fila—, el espíritu de los Blue Jays no se apagó.
Los fanáticos permanecieron de pie hasta el último out, reconociendo el esfuerzo de un equipo que ha devuelto a Canadá el orgullo de competir por el título más alto del béisbol.
Con la serie igualada a un juego por lado, la batalla se trasladará el lunes al Dodger Stadium de Los Ángeles, donde se disputarán tres encuentros consecutivos que podrían definir el rumbo del campeonato.
La ilusión canadiense sigue intacta: los Blue Jays han demostrado que pueden pelear de tú a tú con los campeones defensores, y que el sueño de una nueva corona —treinta años después— sigue vivo bajo el cielo de octubre.


