Dentro del Emparrillado.En Formación Escopeta

3 Ago 2025 | Deportes

Por Raúl S. Llamas

Ya huele a pasto recién cortado, a cascos chocando y a coaches gritando “¡otra vez!” como si el mundo dependiera de ese ensayo.

Señores… volvió la NFL. Y no, no es un simulacro: ya arrancó la pretemporada y con ella, nuestras esperanzas, apuestas temerarias y uno que otro comentario que ni Nostradamus se atrevería a hacer.

El primer silbatazo serio llegó con contundencia: Chargers aplastó a Lions 34 a siete. Fue como ese primer trago de cerveza en una carne asada: no te cambia la vida, pero confirma que estás en el lugar correcto.

Los Angeles mostró ritmo, sincronía y hambre de revancha, aunque aún con freno de mano. Después de todo, esto apenas es el tráiler, y los protagonistas están más preocupados por evitar lesiones que por el marcador.

Mientras tanto, en los escritorios de la NFL, se cuece el drama. Terry McLaurin, receptor estrella de los Commanders, ha solicitado su salida formal del equipo. Y aunque Pittsburgh, que ya se reforzó con DK Metcalf, parece bien servido, no descarta la tentación. Lo que es tener hambre de postemporada…

En otras latitudes, los Bengals se desinflan un poco: cayeron al lugar diecisiete en el ranking de talento sub-25. Es decir, siguen en la fiesta, pero ya no están en la pista principal. Apostarán por sangre nueva como Amarius Mims, esperando que no sea solo promesa, sino futuro tangible.

Por el lado soleado de la NFC, los Seahawks reportan mejoras en sus entrenamientos.

Un joven llamado Grey Zabel se está pegando como sombra a Leonard Williams, absorbiendo experiencia como esponja en agua de mar. Así se forman los buenos: viendo, aprendiendo y esperando el momento.

Y desde Canton, Ohio, nos llega una postal para el recuerdo: Sterling y Shannon Sharpe, los hermanos que pusieron corazón y elegancia al emparrillado, ahora comparten también un lugar en el Salón de la Fama.

Es la primera vez en la historia que dos hermanos son exaltados juntos. Shannon lloró. Sterling resistió. Y nosotros, nostálgicos, recordamos que el fútbol también se hereda, se honra y se lleva en la sangre.

Desde aquí, mi aplauso para la historia… y mi advertencia para los nuevos: pueden tener músculos, velocidad y redes sociales, pero lo que hace leyendas es el alma con la que se juega.

El ovoide ya vuela. Las historias ya germinan. Las columnas —como esta— se escriben con tinta que huele a otoño.

Porque la NFL no solo regresa. Renace.

Y este cronista, como cada año, ya tiene el jersey listo y el corazón latiendo en formación escopeta.

Saludos a la Parvada Ravens en la Sultana del Norte…

¡Touchdown!

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