Por: Redacción
Río de Janeiro.-
La jugadora de futsal Marcela Soares fue separada del Club Pelotas tras revelarse que mantenía una cuenta activa en la plataforma OnlyFans, donde compartía contenido sexual explícito. La decisión desató una ola de reacciones que va mucho más allá de una sanción deportiva, reavivando el debate sobre derechos individuales, estigmas y precariedad en el deporte femenino.
El caso salió a la luz luego de que medios locales difundieran la noticia acompañada de imágenes filtradas desde la misma plataforma. La directiva del club no tardó en anunciar su desvinculación, argumentando “incompatibilidad con los valores institucionales”.
“No me avergüenzo de lo que hago. Lo hice para poder mantenerme y seguir jugando”, habría dicho la propia Marcela en redes sociales antes de cerrar su cuenta pública.

La polémica ha escalado rápidamente, colocando el foco sobre la realidad económica de muchas deportistas que, ante la falta de apoyos, recurren a otras fuentes de ingreso, en algunos casos no bien vistas por ciertos sectores conservadores.
Organismos y colectivos feministas en Brasil han manifestado su apoyo a la futbolista, acusando al club de ejercer doble moral y de “castigar a una mujer por ejercer autonomía sobre su cuerpo”.
La situación también ha reavivado el debate global sobre los límites entre vida privada y exposición pública en la era digital, especialmente cuando se trata de mujeres en el deporte profesional.