Por: Redacción
Ciudad de México / Baja California.-
La gastronomía mexicana sigue conquistando paladares internacionales. Este año, cinco restaurantes —tres en la capital del país y dos en Baja California— han sido reconocidos por primera vez con una codiciada Estrella MICHELIN, elevando a veintiuno el total de establecimientos con esta distinción en México.
“Lo que vemos es una evolución del talento local con identidad propia, técnicas depuradas y un enfoque profundamente respetuoso hacia el ingrediente”, expresaron voceros de la guía.
En el corazón de la Roma Norte, Expendio de Maíz ascendió desde la categoría Bib Gourmand hasta su primera estrella. Sin letrero, sin menú y sin pretensiones, este restaurante de apenas cuatro mesas comunitarias ofrece platillos preparados al momento con maíz nixtamalizado en el sitio, fiel a una filosofía de cocina honesta, de temporada y profundamente mexicana.
Otro caso de ascenso es Masala y Maíz, una experiencia única que fusiona las cocinas africana, india y mexicana bajo la creatividad de los chefs Norma Listman y Saqib Keval. El resultado es una carta vibrante con samosas de papa, camarones estilo Veracruz con mantequilla de vainilla y tamales de chocolate con mousse de aguacate.
El tercer reconocimiento en la Ciudad de México fue para Máximo, del chef Eduardo García, que ofrece una propuesta mexicana con técnica francesa en un espacio luminoso de esencia industrial. Su menú de degustación incluye desde infladitas de queso Comté hasta flan con caviar y helado de trufa negra.
En Baja California, el restaurante Lunario, en el Valle de Guadalupe, renovó su Estrella Verde y obtuvo su primera Estrella MICHELIN. Bajo la dirección de la chef Sheyla Alvarado, ofrece menús de degustación que destacan por su creatividad y respeto al entorno: robalo con hoja santa y costra de café, tamales de hongos en mole poblano y platos vegetarianos.
También en Ensenada, Olivea Farm to Table debutó con una doble distinción: Estrella MICHELIN y Estrella Verde. Este restaurante, ubicado en un hotel boutique y rodeado por su propio huerto, basa su cocina en productos orgánicos y prácticas sostenibles. Utiliza energía solar, recicla el agua y protege la biodiversidad con plantas resistentes a la sequía.
Estos reconocimientos consolidan a México como un referente gastronómico en constante evolución, donde la creatividad, la raíz cultural y el compromiso ambiental se entrelazan en cada plato.